En este mes de junio, mientras celebramos la invaluable conexión con nuestro medio ambiente, es crucial recordar el papel protagónico que el ecoturismo debe jugar en el futuro de Venezuela. Los recientes datos del Banco Mundial, que enfatizan la importancia de los viajes de naturaleza, nos reafirman una verdad ineludible: el ecoturismo es el único segmento de viajes que nace intrínsecamente del ambiente. No hay otro, por mucho que se hable de turismo sostenible u otras variantes, que posea esta raíz genuina.

Para comprender el potencial que tenemos en Venezuela, basta con mirar ejemplos globales inspiradores. España, un país líder en turismo, ha demostrado una visión adelantada al abrazar el ecoturismo con determinación. Hace casi una década, tras la Declaración de Daimiel, España inició un camino que la ha llevado a ser la sede mundial del Global Ecotourism Forum (GEF) en octubre de 2025 en Barcelona. Este logro no es casualidad; es el resultado de un trabajo fantástico liderado por la Asociación Española de Ecoturismo (AEE) y su campaña nacional «Soy Ecoturista».

El éxito de España en el ecoturismo se sustenta en un fuerte apoyo institucional. Su Ministerio de Turismo, el gobierno nacional y hasta la presidencia de la República han impulsado la creación de un Ministerio para la Transición y han puesto en valor lo local, lo auténtico y lo único. Han sabido resaltar las áreas gastronómicas y sus productos autóctonos, integrando la biodiversidad y la cultura como pilares fundamentales de este sector.

Estos ejemplos nos llenan de optimismo, especialmente al considerar una noticia reciente que confirma el inmenso potencial de nuestra propia nación: Venezuela se encuentra en el onceavo puesto a nivel mundial entre los países más biodiversos del planeta. Esta riqueza natural, un verdadero «petróleo verde», nos señala un camino más que evidente para transformar nuestra economía.

La buena noticia para Venezuela es que contamos con una base natural inigualable para desarrollar nuestro propio modelo ecoturístico. Recientemente, se confirmó que Venezuela se encuentra en el onceavo puesto a nivel mundial entre los países con mayor biodiversidad del planeta. Esta riqueza es nuestro «petróleo verde», un activo que, si se gestiona de manera adecuada, puede impulsar una economía regenerativa con resultados positivos y sostenibles para todo el país.

Nuestra vasta geografía, que abarca desde los picos andinos hasta las extensas sabanas llaneras, la exuberante Amazonía y las costas caribeñas, alberga una diversidad biológica asombrosa: miles de especies de flora y fauna endémicas, parques nacionales y monumentos naturales con paisajes de belleza inigualable. Esta riqueza es el cimiento perfecto para un desarrollo ecoturístico que beneficie a las comunidades locales, genere empleo y promueva la conservación de nuestros ecosistemas. El ecoturismo es nuestro camino más evidente y prometedor. Adoptar las mejores prácticas internacionales, adaptándolas a nuestra propia idiosincrasia y riqueza natural y cultural, nos permitirá transformar esta «biodiversidad» en una fuente de prosperidad. Es hora de que el Mes del Ambiente sirva como un impulso para que Venezuela capitalice su enorme potencial ecoturístico, construyendo una economía que no solo sea sostenible, sino que también enriquezca a nuestras comunidades y preserve nuestro invaluable patrimonio natural para las futuras generaciones.

Antonio Pestana Drumond – Presidente de la organización Eco Alianza

«El ecoturismo responsable es la clave para proteger el valioso patrimonio de nuestra biodiversidad venezolana.  Es la mejor  herramienta para educar a las nuevas generaciones y asegurar que nuestra riqueza natural perdure»